LA MUJER DE AZÚCAR Y SAL
Alguien, algún día, alguna noche se preguntó como llegó hasta allí, en mitad de un camastro del hotel Avalone Cancún, aquella figura colorida de mujer hecha de azúcar, arena blanca y sal.
Yo si conozco la historia:
Se trata de una mujer-niña-anciana que de tan sabía, tan inocente, tan grandiosa, ha debido refugiarse entre la cama de arena, las cobijas del sol y los rayos de la luna... para ser percibida únicamente, por quienes la llaman y la aman.
Esta mujer-sirena-bruja es el ser más bondadoso, más combatiente y amoroso que ha llegado a nuestras vidas para instalarse allí, como una roca, como una luz, como una hiedra...
A mi me ha tocado ser apenas una observadora de su andar, una admiradora plena, que de ser francos, la admira siempre sorprendida de la fortaleza energética de ella, y de la delicadeza dual que la han expuesto incluso, a malos tratos de parte quien dice, amarla...
Así es una mujer mexicana: es fuerte, grandiosa, creativa y activa... ah, pero ante el amor masculino, más bien retraída, sumisa, diligente y hasta ausente.
Mi mujer de sal, azúcar y mar es una sirena que ama a la naturaleza, que es perenne, pero sobre todo: es mi amiga, mi complice eterna... que no se mal piense, que la amistad más férrea está justamente, entre los seres que se respetan, se aman y se pertenecen.
¡VIEJAS JUNTAS, NI DIFUNTAS!
Edgar Cruz dijo a Laura Viadas hace como quince años... ¡yo te presenté a Claudia Segura!
Edgar Cruz dijo a Claudia Segura entonces... ¡por mi conociste a Laura Viadas!
Claudia y Laura en un escaloncito del IMER se miraron y se dijeron... así que tú eres....
Claudia y Laura se conocieron hace más de veintitodos los años del mundo... ¿el lugar preciso? No lo sé, ella estaba siempre allí, yo coincidía siempre... ¿cómo se llamaba aquella niñita que corría con su cuaderno a toda velocidad y con la cabeza baja... ¡chocábamos, cruzábamos, bueno, hasta comíamos juntas!
Así que tu eres....
Crear radio y televisión ha cobrado sentido mucho por el amor que le tengo al medio pero, ser hermana del alma de Laura me ha dado además, otra riqueza, saber amar mejor a mis padres, a mis amigos, a mis hermanos y hermanas carnales... y a nuestros hijos (de ambas).
Si por alguna razón boba -porque es boba- un gran amigo desencuentra por haber dicho yo una tontería, es justo su enojo, pero nunca la posibilidad de que Laura Viadas, la estatua colorida de sal y azúcar y Claudia el camastro de coral en las playas de Cancún seguirán allí, unidas, complementadas.
La amistad no roba individualidad a los seres, los complementa, los hace presentes.
Ashe al camino y vendrá tu destino... Eternamente en tu camino hermana astral y terrenal. Laura, con todo mi cariño.
Claudia Segura La Ventana Ciega
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